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Daniel Cueva: Perseverancia, vulnerabilidad y el poder de creer en uno mismo Por Saufy

Los40
02/09/2025

En Un café con Saufy, las historias que compartimos no solo nos inspiran, sino que también nos retan a ver la vida desde otros ángulos. Hoy queremos presentarte a un joven que ha aprendido a transformar el fracaso en crecimiento, y la vulnerabilidad en su mayor fortaleza. Desde los pasillos de la universidad hasta proyectos que rompen barreras sociales, Daniel Cueva nos enseña el poder de la perseverancia.
Un inicio marcado por el deseo de cambio

Daniel Cueva, de 22 años, está por culminar su carrera de Negocios Internacionales en la Universidad de Las Américas, en Quito. Pero su historia va mucho más allá de un título universitario. Su verdadero desarrollo comenzó antes de pisar un aula universitaria, cuando se involucró en actividades de voluntariado con un solo objetivo: generar un cambio positivo.

A través del trabajo en equipo y la gestión de proyectos, Daniel descubrió que cada acción, por pequeña que sea, puede impactar vidas. “Todo comenzó con la iniciativa de hacer un cambio”, cuenta. Y fue esa chispa inicial la que dio paso a un camino lleno de aprendizajes, desafíos y logros personales.
Fracaso, perseverancia y crecimiento.

Daniel no teme hablar de sus caídas. De hecho, lo hace con una madurez que impacta. “Fracasar no es sinónimo de derrota. Es una oportunidad para crecer”, dice con firmeza.

Durante su trayectoria ha enfrentado retos inesperados, algunos incluso provocados por su perfeccionismo o por idealizar proyectos que no estaban aún listos para volar. Pero con cada error, aprendió. Aprendió a medir sus límites, a cuidar sus relaciones y, sobre todo, a mirar hacia adelante con resiliencia.

Uno de los momentos más emotivos de su historia es su reflexión frente al espejo: aceptar su autismo, dejar de verlo como una limitación y reconocer que, gracias a sus desafíos, hoy es más fuerte y consciente de sí mismo.

Viviendo con autismo: un proyecto con propósito

Entre los proyectos que ha impulsado, hay uno que marcó un antes y un después: Viviendo con Autismo. Más que una serie de charlas, fue un acto de valentía.

Después de algunos intentos fallidos en el pasado, este proyecto logró reunir a decenas de personas de distintas universidades, impactando con un mensaje claro y profundo: todos merecemos ser comprendidos, escuchados y valorados.

Viviendo con Autismo no solo le permitió reconciliarse con su historia, sino también recuperar la confianza que alguna vez sintió haber perdido. “Este proyecto superó todos mis límites”, afirma con orgullo.

Las tres versiones de Daniel: pasado, presente y futuro

En un ejercicio profundo de introspección, Daniel imagina hablar con su yo de hace cinco años, su yo actual y el del futuro.
Al del pasado le pediría dejar la superficialidad, prepararse para los retos y abrirse a las relaciones humanas. Al del presente, le dice con amor propio: “Estoy orgulloso de ti”. Y al del futuro, lo abraza con esperanza, confiando en que el esfuerzo actual rendirá frutos.

Estas palabras no son solo para él, son para todos aquellos que se han sentido diferentes, que han dudado de sí mismos o que creen que no encajan. Daniel les recuerda que cada paso, por difícil que sea, tiene sentido.

El legado de la perseverancia

Para Daniel, la perseverancia no es un eslogan, es su bandera. Es aquello que lo ha sostenido en los momentos más oscuros, y lo que busca transmitir a los jóvenes con quienes comparte su camino.

“No importa cuántas veces te caigas, lo importante es levantarte con más fuerza”, dice, con la certeza de quien ha vivido sus palabras.
Su legado no está en cifras ni reconocimientos. Está en las lágrimas de quienes se sintieron vistos por primera vez. En las palabras honestas que llegan al corazón. En esa frase que él eligió para su tumba: “Perseverancia y dedicación”.

Una historia que inspira

La historia de Daniel es un recordatorio de que no hay una sola forma de avanzar. Que no importa cuántas veces falles, lo que cuenta es la capacidad de seguir caminando.

En un mundo que muchas veces exige perfección, Daniel elige la autenticidad. Y desde ahí, nos invita a hacer lo mismo: a abrazar nuestras sombras, a confiar en nuestros procesos y a no rendirnos, incluso cuando nadie más cree que es posible.

Gracias, Daniel, por compartir tu historia con nosotros. Por mostrarnos que, al final del día, lo importante no es cuántas veces caemos, sino cuántas veces decidimos levantarnos.

Por Saufy
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