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Cristian Castro en Quito hizo que los noventa nunca se fueran

Los40
21/10/2025

Esa noche en la Plaza de Toros de Quito lo primero que se sintió fue que el tiempo se detuvo. Bufandas al viento, voces que no podían más que cantar, recuerdos que saltaban de la memoria como saltos de casetera… Cristian Castro volvió y lo hizo de una manera que hasta el más escéptico se dejó abrazar por la nostalgia.

Recuerdo bien la primera vez que escuché a Cristian. Era una tarde cualquiera. Mi padre, en su cuarto de Dj, grabando, cambiando de lado el disco de vinilo que había acabado el lado A. Yo, desde la puerta, escuchando “No Podrás”. En ese momento no entendía del todo los amores imposibles, pero intuía algo: que la canción podía herir y curar al mismo tiempo.

Y ahí estaba de nuevo: Cristian en Quito, subiendo al escenario con esa voz que quizá ya llevaba unas líneas más, quizá unas pausas de más, pero que seguía dorada. La plaza entregada, el público con celulares alzados como luciérnagas, el frío de la madrugada contrastado con el calor de los recuerdos colectivos.


La apertura no fue inmediata. La banda que abrió el show fueron Los Tercer Mundo, calentaron la noche, haciendo que nos levantáramos, cansados o no, para cantar “Si supieras” y “Corazones rotos”. Y cuando Cristian finalmente salió con esmoquin blanco, sonrisa intacta y esa presencia de galán que parece escrito para los recuerdos, supe que estábamos en algo especial.

Los himnos comenzaron a caer: “Mañana”, “Si me ves llorar por ti”, “Por amarte así”. Y ahí, justo ahí, el aire de la Plaza de Toros fue impregnado por una generación que creció con sus letras, y otra más joven que lo vio con nuevos ojos. Todos unidos por una melodía que no caduca.

Cuando entonó “Azul”, la magia explotó. Luces de teléfono, abrazos, baladas compartidas y un coro que se prolongó hasta que las notas terminaron de respirar.

Los noventa pueden haberse ido, pero su banda sonora sigue viva.

Escrito por:
Alejandro Muñoz“

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