Paul Thomas Anderson regresa con “Una batalla tras otra”
Los cinéfilos estaban ya extrañando su mirada única: Paul Thomas Anderson, uno de los directores más influyentes del cine contemporáneo, vuelve a la gran pantalla con un proyecto ambicioso que promete colarse entre lo mejor del año. Se trata de Una batalla tras otra, una adaptación cinematográfica de la novela Vineland de Thomas Pynchon, que llegará a los cines el 26 de septiembre de 2025.
Después de una pausa de cuatro años desde su última obra —Licorice Pizza—, Anderson regresa con fuerza. Se lanza esta vez con su producción más costosa hasta la fecha, con un presupuesto proyectado de 100 millones de dólares, y arriesgando con formatos clásicos de cine con cámaras VistaVision y filmación en 35 mm. Su aliado visual es el fotógrafo Michael Bauman y la banda sonora corre a cargo de Jonny Greenwood, conocido por su trabajo con Radiohead.
El filme sigue la historia de Bob Ferguson (interpretado por Leonardo DiCaprio), un exrevolucionario cuya hija es secuestrada por alguien vinculado a su pasado. Enfrentado a ese dolor, Bob decide reunir a su antiguo grupo de militantes, liderados por Sergio (Benicio del Toro), para enfrentarse a viejos fantasmas y nuevas amenazas. En ese proceso, deberán reconstruir alianzas, revivir luchas antiguas y asumir las cicatrices dejadas por el tiempo.
El reparto suma nombres de lujo: además de DiCaprio y del Toro, aparecen Sean Penn, Regina Hall, Teyana Taylor, Alana Haim, Wood Harris, Chase Infiniti, Shayna McHayle, entre otros. Con una duración aproximada de 161 minutos, la película promete una inmersión completa en su mundo.
Desde su concepción, Una batalla tras otra apunta a ser una de las películas más desafiantes y esperadas de la temporada. Anderson no escatima: ha puesto “toda la carne en el asador” para dotarla de su estilo autoral inconfundible.
Incluso Steven Spielberg ha comparado la película con la icónica sátira de guerra ¿Teléfono rojo? Volamos hacia Moscú, de Stanley Kubrick, destacando su audacia narrativa y su equilibrio entre acción, humor inteligente y elementos absurdos. Lo que parece claro es que Anderson fusiona lo político con lo íntimo, construyendo una obra con múltiples capas de lectura.