La música electrónica ha dado un paso histórico. Francia ha incluido oficialmente este género dentro de su lista de Patrimonio Cultural Inmaterial, reconociendo su impacto cultural, social y artístico a lo largo de las últimas décadas.

Este reconocimiento no solo celebra los sonidos electrónicos, sino también todo el ecosistema que los rodea: clubes, festivales, DJs, productores, sellos independientes y comunidades que han construido una identidad propia alrededor del género.

Más que música: una cultura viva

El reconocimiento pone en valor la música electrónica como una práctica cultural viva, en constante evolución, que ha influido en generaciones y ha trascendido fronteras. Desde el techno y el house hasta sus múltiples subgéneros, Francia ha sido un punto clave en el desarrollo de esta escena a nivel mundial.

Además, la decisión busca proteger y visibilizar una cultura que muchas veces ha sido marginada, pero que hoy es parte fundamental del patrimonio contemporáneo.

Un paso simbólico para la escena global

La inclusión de la música electrónica en esta lista representa un respaldo institucional a un movimiento que nació desde lo alternativo y hoy forma parte del relato cultural del país. Un reconocimiento que también resuena en la escena internacional y en las nuevas generaciones de artistas.