El mundo de la música ha perdido hoy a un pilar del neo‑soul: Michael Eugene Archer, mejor conocido como D’Angelo, quien falleció a los 51 años después de librar una prolongada y valiente batalla contra el cáncer de páncreas.Se supo que D’Angelo pasó sus últimos días en cuidados paliativos por dos semanas, tras varios meses de hospitalización.

No se ha confirmado con certeza el lugar exacto donde falleció, aunque varias fuentes apuntan a Nueva York.Aunque su discografía no es extensa, su legado habla por sí mismo. Con solo tres álbumes de estudio; Brown Sugar (1995), Voodoo (2000) y Black Messiah (2014). D’Angelo redefinió lo que podía ser el soul contemporáneo con tintes de funk, gospel, hip-hop y sensibilidad profunda.

Su debut Brown Sugar rompió esquemas en su época, y Voodoo lo catapultó como figura central del neo‑soul. Temas como “Untitled (How Does It Feel)” se convirtieron no solo en himnos, sino en símbolos de una voz introspectiva y emocional. D’Angelo no solo deja canciones; deja un estilo, una forma de sentir la música contemporánea.

Deja la inspiración para artistas de nuevas generaciones, su influencia en el R&B y el neo‑soul sigue siendo palpable. También deja una lección; hay luchas que prefieren vivir en silencio, lejos del tabloide. Su enfermedad fue mantenida en reserva al público, sin grandes declaraciones ni detalles mediáticos, preservando una dignidad personal hasta el final.